Una de los principios de BPM es la necesaria alineación entre negocio y tecnología y es esta una de las razones por las que el modelamiento de negocios es tan compleja, pues está el modelamiento de procesos de negocio (la más conocida) que nos describe como un negocio realiza sus actividades paso a paso, pero en todo proceso de modelamiento debemos contemplar también los objetivos y estrategias del negocio (lo que el negocio quiere realizar y como lo hará), tenemos que contemplar también el modelo organizativo (quien realizará el trabajo en la organización y con quien interactuará dentro y fuera de la misma) así como las Reglas de negocio (las limitaciones externas e internas). Normalmente en los proyectos BPM nos olvidamos de las últimas, creamos los modelos de procesos de negocio e ignoramos el resto sin percatarnos de que esta descripción es muy útil, pero lo es mucho más cuando va acompañada de los objetivos y estrategias, las organizaciones que participan y las reglas de negocio para el desarrollo de esos procesos.
Nos encontramos en este proceso de modelamiento con el tema de la visión Holística. Del BPM como juego de suma no nula de cooperación entre gente de negocio y gente de IT, en el modelamiento conjunto de la organización como un todo. Las empresas son cada vez más complejas y como en todo sistema complejo existe la presencia de propiedades emergentes sobre las que debemos crear el caldo cultivo que fomenten su aparición para que tras el posterior análisis podamos decidir cuales son de interés y cuales no para nuestra organización (innovación y gestión del cambio). Estas propiedades no pueden explicarse acudiendo a las propiedades de sus componentes, las partes que los componen, pues ahí nuestro conocimiento se desvanece, existe un orden irreductible que es la esencia de lo complejo (complejidad organizada) y que se basa en la presencia de interacciones entre las partes, en la invariancia del todo pese a los cambios y fluctuaciones en las partes. Estas propiedades se encuentran en todas partes: en un hormiguero, en la autorganización de las ciudades, en el software, en nuestro cerebro y con el advenimiento de las tecnologías de la información y la globalización cada vez más también en nuestras empresas.
Por mucho que veamos el comportamiento de una hormiga, jamas llegaríamos a comprender como son capaces de realizar un hormiguero y sobrevivir, pues esto es el resultado de la inteligencia colectiva de toda la colonia. Las hormigas nos muestran a la perfección la existencia de estas propiedades emergentes pues sin un plan de trabajo predefinido ni jerarquía, la colonia es capaz a partir de información mínima intercambiada por sus componentes, de construir estructuras que de forma individual jamas llegaríamos a ver. Las hormigas individualmente carecen de la capacidad de diseñar o construir los hormigueros, sin embargo, el superorganismo formado por todas ellas sí posee esta capacidad. El orden que vemos en un hormiguero, en nuestro cerebro, la sociedad o una célula es irreductible, es decir, no podemos descomponerlo en pequeñas partes, el todo es más que la suma de las partes y el vehículo que posibilita esta organización es el intercambio de información(feromonas, impulsos eléctricos, etc.) que son la base de esa inteligencia colectiva y la base de su éxito, adaptación al medio y supervivencia.
Antes, la visión cartesiana del mundo imaginaba todo sistema como reductible a un conjunto de partes independientes, sobre la cual, se desarrollo la visión Taylorista de la empresa de los últimos 200 años, algo así como un autómata. Se creó la empresa organizada en silos o departamentos independientes, con sus propios presupuestos y medidas de rendimiento, más ocupados de sus departamentos y funciones individuales que de los resultados y eficiencia de la empresa en su conjunto. En un mundo donde las interacciones entre las partes crecen exponencialmente y se desarrollan nuevos fenómenos constantemente, no podemos comprender fenómenos a escalas superiores a partir de las escalas inferiores. BPM propugna la visión holística de la empresa, centrarnos en el todo y no en las partes de un sistema, empresa u organización. En las fronteras entre componentes y sus conexiones para de esta forma alcanzar resultados que suman más que la suma de sus partes por separado. El no continuar gestionando las empresas del siglo XXI con modelos de gestión del siglo XIX pues los principios clásicos ya no funcionan, hemos pasado del siglo de la manufactura al siglo de la innovación, de una época donde mandaba el consumo de masas, donde todo se vendía y el problema era producir en tiempo y coste, a una época de regida por la tiranía del consumidor que nos obliga a innovar y diferenciarnos constantemente.
Lo que sabemos de la complejidad es que tiene mucho más que ver con la naturaleza de las interacciones que con los elementos que interaccionan y que para comprenderla, debemos modelar el mapa de interacciones sobre el cual podamos ver nuevas realidades, amenazas y oportunidades. System Thinking!
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